Los verdaderos monstruos no están en los armarios.

No recordaba lo que era echar tanto de menos a una persona, hasta que por cosas de la vida cada una de nosotras nos hemos distanciado. No os hacéis ni una ligera idea de como pesa cada segundo sin ellas. Ese triángulo perfecto que una de nosotras dice, ese, sigue estando, un poco separado pero unido con más fuerza en cada extremo de el.  Pasan los días y no hay uno en el que no me acuerde de cualquier tontería nuestra, ya sea una palabra de algún extraño la que me lleve al recuerdo, como un simple escalón o simplemente mi propio subconsciente, pero sea de la forma que sea ahí están, en todos lados, en todos mis movimientos.  Formamos una ecuación perfecta, nos complementamos mutuamente, no somos una sin la otra, tenemos nuestras virtudes y nuestros defectos, pero al fin y al cabo es lo que nos hace ser irreemplazables, pues en toda ecuación un número mal colocado puede llevar al desastre. Las quiero a mi lado, aquí y ahora. Sin exc...